Tontunas de un apodo

Antes de nacer, mis padres pensaron ponerme Raquel, pero mi prima nació antes y se lo apropiaron, así que decidieron llamarme Cristina. No sé muy bien por qué, si por la extensión o por su sonoridad, es un nombre que no me gusta, aunque podríamos decir que sí sus variantes (Cris o Cristi).

Siempre que he podido así lo he hecho saber. En el caso de mis amigas del pueblo, recuerdo que dos de ellas me empezaron a llamar por mi apellido (es lo que tiene tener un apellido diferente) pero en su versión corta: Bascu. 

En mi trabajo la historia fue similar, hasta tal punto que mi jefe (sin yo habérselo dicho) me llama y me presenta como Bascu, poniendo la coletilla de que si alguien me llama Cristina les odiaré toda mi vida jeje! 

En el caso de la universidad fue diferente. Allí, mis amigas me bautizaron como Snoopy, aunque por hacerlo mío decidí escribirlo Snupy. Fue una época en la que me hice un cambio de look radical, cortándome el pelo a lo Victoria Beckham. 

¿De quién salió la idea de llamarme así? de mi amiga Joe. Por el corte de pelo, le recordaba al dulce pajarillo que acompañaba a Snoopy en todas sus aventuras.

Por suerte para mí no sabía cómo se llamaba, así que por defecto pasé a ser oficialmente Snoopy. Curiosamente, semanas o meses después, viendo el programa El rival más débil, salió la pregunta y allí fue donde nos enteramos que el pajarito se llama Emilio.