lunes, 1 de agosto de 2011

Una de aventuras

Hace unas semanas estuve en un parque de aventuras entre árboles. Me invadía la emoción porque era la primera vez que iba a tirarme en tirolina, a parte de otras pruebas de riesgo en las que me pondría a prueba para superar ciertos miedos.

Había pruebas de todo tipo: pasarelas, columpios de troncos, redes, lianas, prueba de equilibrio, tirolinas, etc. Según el circuito, el nivel de dificultad era mayor, aunque siempre había alguna que entrañaba más valentía que en el resto.

A parte de algún momento de vértigo, hubo una prueba en especial que fue la peor de todas. Consistía en pasar de una cuerda a otra, algo aparentemente fácil. La dificultad estaba en que estaban puestas en diagonal y una de ellas especialmente separada de la anterior y posterior. Recuerdo que me quedé en aquella sin poder avanzar. Mis brazos, que sostenían todo mi peso, los tenía sobre las cuerdas guía y empezaban a sufrir excesivamente de dolor. En pocos segundos pensé que de allí nadie me podía sacar y que dependía únicamente de mí. De repente, nació una fuerza en mi interior que hizo incorporarme y poder alcanzar la siguiente cuerda. Tras unos infernales segundos conseguí salir de aquella dolorosa prueba y alzarme con la victoria, aunque los moratones fueron ipso facto.

Debo decir que la seguridad está muy cuidada. Vas con un arnés que lleva dos mosquetones los cuales debes enganchar a las cuerdas de la vida. En caso de caer, es prácticamente imposible terminar en el suelo.

A pesar del mal momento que pasé, fue una gran aventura totalmente recomendable. Tuvo su parte divertida (la mayor parte del circuito), de adrenalina y, como no, de sufrimiento. El pack completo para obtener el certificado de aventurarera.