En muchas ocasiones me brota la necesidad de dar los buenos días en la parada (por educación y ahora también por mis influencias balinesas), pero siempre me planteo si eso, a la larga, supondría romper la barrera de mi tranquilidad. Es curioso la cantidad de gente diferente con la que te puedes encontrar. Los hay muy raros y ¿si justo voy a dar con alguien así? ¿Tendría que dejar de coger mi tren, mi autobús...? No quiero, son míosss! ja! ja!
Luego están los de participación pasiva. Personas que se conectan a tu conversación y se limitan a escuchar y mirar. ¿A quién no le ha pasado de ir hablando con una amiga/o y ver que la persona de al lado, es partícipe de tu conversación no privada? Era privada hasta que sintonizó el dial. Que mala suerte, nunca pilla las cuñas...
Por lo general, a la salida del trabajo solemos coincidir un grupito del departamento. Nos vamos en el mismo autobús hablando tonterías varias. Lo que nunca pensamos es que nos saldría una fan. Me acuerdo del día que la conocí. Estaba contándoles a mis compañeras la situación "pegajosa" que había vivido el día anterior en el tren.
De todas las veces que hemos coincidido con ella, creo que fue el día que más se río con nosotras. Llegamos a plantearnos meterla en la conversación para que participara. Reconozco que al principio me ponía nerviosa porque era muy descarada, pero ahora me resulta una persona entrañable que simplemente disfruta viendo "nuestro show".