Anoche intentamos el difícil reto de elevar un
tenedor con un globo de helio, después con dos, con tres e incluso con cuatro, pero allí no hubo manera. Tal vez porque el mango de madera pesaba demasiado o porque los hilos de los globos no estaban atados en el punto exacto, en cualquiera de los casos, no funcionó. Así que desistimos del intento y nos lo atamos a la melena. La imagen fue muy divertida y nos recordó a aquella serie de dibujos llamada snorkels.
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